Cuando hablamos de
crianza pueden venirnos a la mente muchas ideas y si cogemos a
diferentes personas cada una nos dará su propia opinión sobre cómo
es la forma ideal de criar a un niño. Pero ¿hay en realidad una
manera adecuada y una manera errónea? ¿No intentan todos los padres
y madres hacer lo mejor para sus hijos?
No entraremos en
analizar casos patológicos que deberían ser derivados a expertos,
sino que nos centraremos en las familias con miembros sanos y
equilibrados
El padre que no
pone normas, el que pone pocas, el que pone muchas o
demasiadas....¿no están todos intentando educar a sus hijos para
que sean capaces de encontrar la felicidad por si solos algún día?
Yo quiero siempre
creer que si.
Partiendo de la
premisa que cada uno hace lo que cree que es mejor para sus hijos,
¿cuántos nos hemos pàrado de verdad a pensar en cómo nos
relacionamos con los niños? Tenemos resortes que al ser tocados
emiten una respuesta automática, aprendida en nuestra infancia o a
lo largo de nuestra vida, y a veces, aunque intelectualmente nos
hayamos convencido de que razonar es lo más adecuado para convencer
a nuestro hijo de 3 años de que se ponga el abrigo en medio de una
tormenta...nos escuchamos estupefactos mientras pegamos unos gritos
tremendos ...¿de dónde viene eso?
Yo recomiendo una
vez pasada la tormenta que nos sentemos a reflexionar a solas sobre
qué tipo de reacción se genera en nosotros ante determinadas
situaciones y por qué suceden, seguramente descubramos cosas que no
nos gusten demasiado sobre nosotros mismos, pero siempre será un
primer paso para seguir haciendo lo mejor para nuestros hijos.
Lo ideal sería
hacer todo esto antes de ser padres, pero hay ciertas situaciones que
nunca se darán antes, así que por lo general no nos queda otra que
esperar a que sucedan y a partir de ahí ponernos manos a la obra.
Una vez detectados
los resortes podremos reconocer las situaciones que nos hacen
“saltar” y, o bien evitarlas, o prepararnos para ,quizás algún
día...no reaccionar automáticamente.
Si analizamos cada
emoción negativa empezaremos a recorrer un camino hacia nosotros
mismos que nos será muy útil en la crianza y educación. Cuanto más
consciente de mi yo sea más fácil será acompañar al yo de mi hijo
o hija en el proceso de convertirse en adulto sano y feliz.
Cuando uno
comienza este camino y se pone en situación es imposible recorrerlo
sin respeto hacia el niño. Empezamos a ser conscientes de que ese
pequeño es tan persona como cualquier adulto de nuestro entorno y no
podremos menos que tratarlo al menos como trataríamos a nuestra
pareja, madre o amigos más queridos.
Hay una corriente
en crianza que ya ha comenzado a conocerse como “crianza
respetuosa” y se basa precisamente en esto mismo, criar con respeto
a nuestros hijos. La crianza respetuosa es un término bastante
reciente, basado en “attachement parenting” acuñado por el
pediatra americano William Sears y que se basa a su vez en las
teorías del apego de Bowlby. Esta forma de criar se basa
principalmente en estos puntos:
- Prepararse para el nacimiento del bebé
- Comprender y responder de forma sensible a las necesidades emocionales del niño.
- Lactancia materna.
- Cargar en brazos al bebé.
- Compartir el sueño.
- Evitar las separaciones frecuentes o prolongadas.
- Usar la disciplina positiva.
- Mantener una vida familiar estable.
Yo suelo decir que esto no
es un club y que nadie te va a pedir que las cumplas todas para
pertenecer a él, pero en realidad creo que una te lleva a otra, y
que esto es más una forma de sentir que algo que haya que cumplir.
Tengo estos principios
instalados por completo en mi mente y en mi forma de sentir, y es lo
que recomiendo a todo padre-madre que me pregunta, pero me encuentro
muy a menudo en la situación de ver y comprender que no siempre es
tan fácil, que cada familia es un mundo y que lo que debería ser
claro y sencillo, no lo es.
Veamos brevemente cada
principio:
Comprender y responder de
forma sensible a las necesidades emocionales del niño. Informarse
antes de ser padres de lo que de verdad necesita un niño nada más
nacer, qué procesos va a vivir y cómo podemos acompañarle de la
mejor forma posible. Recordad que el bebé humano no nace listo para
la vida independiente y que necesita un período de exogestación de
9 meses, esto significa que lo mejor para los bebés es pasar los 9
meses siguientes al nacimiento bien pegadito a la madre, en un
portabebé ergonómico si es posible, tomando pecho y percibiendo la
vida desde la seguridad del regazo materno. Es importante no
obstante no olvidar tampoco nuestras necesidades básicas: hay que
dormir, hay que comer, hay que ir al baño, hay que beber agua...y
muchas veces nada más nacer nuestros hijos olvidamos esto. Si no
satisfacemos nuestras necesidades no estaremos listas para
satisfacer la de nuestros hijos.
Lactancia materna. Como
dije antes, un punto te lleva al otro. Entendiendo las necesidades
básicas de nuestro bebé seremos conscientes de que lo mejor para
él (y para nosotras) es la lactancia materna. La OMS recomienda
lactancia exclusiva y a demanda los 6 primeros meses de vida y
prolongarlo con alimentación complementaria hasta los 2 años
mínimo. Está más que demostrado que ninguna leche artificial
puede igualar la leche de la madre y que nada alimenta y proteje a
nuestros retoños como nuestra leche.
Cargar en brazos al bebé.
De nuevo me repito. Al menos durante los 9 meses que siguen al
nacimiento un bebé debería ser cargado siempre que sea posible,
bien pegado al cuerpo de la madre o padre, sintiendo el calor, los
sonidos, movimientos...desde la seguridad que da estar cerca de
mamá. Podéis saber mucho más sobre porteo y formas para hacerlo
en la web de la asociación Red Canguro
Compartir
el sueño. También conocido como colecho, dormir con nuestros bebés
es muy gratificante, pero no sólo eso, además nos permite
establecer un buen vínculo, nos hace presentes constantemente,
sentimos a nuestros hijos, su respiración, su sueño,
despertares....además hace que la lactancia sea mucho más sencilla
y agradable ya que la madre no tiene que levantarse cada vez que el
bebé la reclame sino que simplemente ya está ahí. Casi todo el
mundo puede dormir con el bebé, solamente hay una consideraciones a
tener en cuenta para aegurar su seguridad y confort, podéis leer un
buen artículo sobre ello aquí
Evitar
las separaciones frecuentes o prolongadas. Según la teoría del
apego de Bowlby el
estado de seguridad, ansiedad o temor de un niño es determinado en
gran medida por la accesibilidad y capacidad de respuesta de su
principal figura de afecto (persona con que se establece el
vínculo). El apego proporciona la seguridad emocional del niño:
ser aceptado y protegido incondicionalmente. Está planteamiento
también puede observarse en distintas especies animales y que tiene
las mismas consecuencias: la proximidad deseada de la madre como
base para la protección y la continuidad de la especie. (Bebés
y más)
Usar
la disciplina positiva. Es
una metodología basada en la filosofía de Alfred Adler y Rudolf
Dreikurs y a través de su implementación enseña a las personas
ser responsables, respetuosas y miembros recursivos dentro de su
comunidad.
Los métodos están basados en:
- Transmitir el mensaje del amor y respeto, creando sentido de conexión y pertenencia.
- Ser firme y amable al mismo tiempo.
- Identificar las creencias detrás del comportamiento. Una disciplina efectiva es aquella que entiende las razones por las cuales los niños hacen lo que hacen y trabaja en cambiar esas creencias, en lugar de tratar simplemente el comportamiento.
- Aprovechar los errores como hermosas oportunidades de aprendizajes
- Permitirle a los niños explorar las consecuencias de sus decisiones (a través de preguntas curiosas) en lugar de imponerles consecuencias (una forma de castigar disimulada) para que paguen por sus errores.
- Enfocarse en soluciones: Involucrando al niño en la creación de ellas.
- Enseñarles habilidades interpersonales e intrapersonales como: Autodisciplina, autocontrol, auto-evaluación, cooperación, comunicación asertiva y empatía hacia los demás.
- Invitar a los niños a percibirse como una persona capaz con un propósito de vida. Anima el uso del poder personal y autonomía.
- Fomentar la motivación intrínseca.
Mantener una vida familiar
estable. Recordar que los niños aprenden sobre todo a través de
nuestro ejemplo y que repiten todos los comportamientos que ven en
nosotros, así que es importante que ellos vean en su entorno
comportamientos de respeto, empatía y amor.
Lógicamente todo tiene sus
matices y cada familia y cada ser es un mundo en si mismo, pero es
interesante que cada uno haga la reflexión de cómo quiere vivir,
como quiere acompañar a sus hijos y como quiere ser.
Yo os propongo comenzar desde
aquí.